En el colectivo sordociego, por sus necesidades de movilidad y comunicación, se necesitan muchos recursos humanos. Recursos estos que resultan costosos y si no fuera por la colaboración solidaria del voluntario, no podrían realizarse prácticamente nunca actividades organizadas de ocio y tiempo libre.
Estas actividades tienen unas características diferenciadoras:
Las personas sordociegas al no poder ver o tener grandes problemas de visión, necesitarán mayor tiempo para el desarrollo de aquellas actividades que conllevan movimiento o desplazamiento.
Se necesitará un tiempo para que la persona se coloque o sitúe allí donde la luz no le moleste. Deberemos tener cuidado con los cambios de luz. Por la noche, y sobre todo en los desplazamientos, se requerirá que la actividad se ralentice para priorizar la seguridad en los desplazamientos.
Las personas sordociegas que tienen algún resto auditivo tendrán mayor dificultad en la comunicación y, especialmente, en un ambiente ruidoso. Debemos buscar una situación adecuada para la persona sordociega antes de continuar con la actividad.
Durante el desarrollo de una actividad, las personas sordociegas necesitan más tiempo que cualquier otro colectivo ya que cada persona sordociega tiene sus propias características y utiliza distintos sistemas de comunicación.
Algunas personas necesitan que se le repita el mensaje emitido por falta de claridad, por lo que es importante dar el tiempo que cada uno necesite, aunque los demás tengamos que esperar, para adaptarnos así al ritmo grupal de manera que todos disfruten plenamente y al 100% de su actividad. Además, los grupos de niños y jóvenes sordociegos son muy heterogéneos.
No hay que olvidar que cuando colaboramos con personas sordociegas ellas no están recibiendo, ni por el oído, ni por la vista, lo que nosotros percibimos. Por lo tanto, no debemos dar por hecho que saben dónde están y que saben lo que sucede. Somos nosotros los que debemos ofrecerles información visual y auditiva del entorno.
En cuanto a la prestación de servicios de voluntariado en actividades de ocio y tiempo libre con personas sordociegas cabe destacar los siguientes puntos:
El voluntario debe tener conocimiento del uso de alguno de los sistemas de comunicación para personas sordociegas (al menos debe tener nociones de Lengua de Signos).
Es importante formarse de manera específica para colaborar con este colectivo.
El voluntario no es el responsable de la actividad a realizar. Siempre habrá un monitor o coordinador responsable de la misma. El voluntario es un apoyo a esa actividad, pero sí es responsable de la tarea que se le encomiende.
Es conveniente recordar que cualquier persona que participe en una actividad de ocio y tiempo libre con personas sordociegas lo hará en un segundo plano, sin tomar protagonismos, pues el objetivo principal de la actividad es que sea el propio sordociego quien sea el protagonista de su propia actividad.
Teniendo en cuenta las limitaciones que puede conllevar la sordoceguera es importante guardar confidencialidad, de esta manera respetaremos la integridad y el derecho a la intimidad de las personas sordociegas.
Todas las personas que colaboramos en ocio y tiempo libre somos la referencia para las personas sordociegas. Nuestra buena disponibilidad y predisposición les hará más cercana, divertida, emocionante y participativa la actividad.
Ante cada nueva situación debemos anticipar a la persona sordociega lo que va a ocurrir. Si vamos a ir a la piscina, explicaremos al niño o joven sordociego la actividad, dependiendo de su nivel, o bien con lengua de signos u otro sistema de comunicación, o con un objeto de referencia (el bañador, por ejemplo).
Es muy importante no poner en peligro la integridad física de una persona sordociega ni de los monitores o voluntarios.
Demuestra que has asimilado el tema realizando este simple ejercicio de cuatro preguntas (de ocho posibles). Cada vez que lo ejecutes las preguntas seleccionadas, su orden y el de las respuestas varían.
Tienes 100 segundos para concluirlo. ¡De sobra!
Oli