Un buen número de personas sordociegas tienen algún grado de visión. Esto es lo que se llama “resto visual”.
Siempre que exista un resto visual, por mínimo que sea, se debe potenciar su uso para alcanzar el máximo desarrollo posible. En muchas ocasiones, estos restos no serán ni siquiera muy evidentes. Pero el máximo aprovechamiento de la información visual siempre será útil para la vida cotidiana, para la orientación y movilidad, para las tareas diarias, para la propia autoestima, etc. En ocasiones los niños tendrán un programa de estimulación visual bien establecido que se debe seguir en las actividades de ocio y tiempo libre en las que les apoyemos.
La gran diversidad de alteraciones visuales hace que el comportamiento visual sea muy heterogéneo. Las diferencias individuales harán que cada persona se adapte de forma totalmente diferente según su grado de funcionamiento, la edad de aparición de la pérdida, su entorno social y familiar o su personalidad.
Las personas con visión tubular tienen una disminución del campo visual periférico, conservando la visión central, como si miraran a través de un tubo.
En este grupo se incluiría la retinosis pigmentaria, que es la alteración visual propia del síndrome de Usher. El síndrome de Usher asocia retinosis pigmentaria con problemas de audición, y afecta aproximadamente a la mitad de las personas con sordoceguera.
Estas personas tienen dificultades de visión durante la noche, y además necesitan filtro solar y una visera que les proteja de los deslumbramientos. Para comunicarnos con ellos debemos situarnos de forma que la fuente de luz esté detrás de ellos.
Las personas con baja agudeza visual sin reducción de campo son un grupo muy heterogéneo con necesidades muy diferentes. Por ejemplo, el mejor nivel de iluminación puede ser alto en unos, pero en otros casos precisan usar filtros y niveles de iluminación muy bajos o iluminación indirecta.
Debemos preguntar a los responsables (profesionales o monitores expertos) cuáles son las mejores condiciones en cada caso.
Algunas personas sordociegas utilizan un grupo de dispositivos denominados ayudas de baja visión. Estos pueden ser del tipo gafas o bien otros dispositivos más complejos. Como su uso generalmente necesita entrenamiento y motivación, debemos ser positivos ante su uso y animar a la persona que los utilice. Debemos preguntar siempre los cuidados que haya que tener con estos dispositivos.
Demuestra que has asimilado el tema realizando este simple ejercicio de cuatro preguntas (de ocho posibles). Cada vez que lo ejecutes las preguntas seleccionadas, su orden y el de las respuestas varían.
Tienes 100 segundos para concluirlo. ¡De sobra!
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