Sin embargo, en ocasiones, se pueden encontrar con que la recompensa que supone esta labor no es inmediata. Algunas veces incluso se pueden producir reacciones de rechazo y comportamientos desafiantes.
Sin embargo, no siempre es fácil entender cuáles son los motivos o las causas que puedan provocar tales conductas.
Se debe intentar establecer un buen contacto con el niño o joven sordociego que vayamos a apoyar. Para ello puede ayudar el compartir actividades que sean gratificantes para él. Estas situaciones van a requerir por nuestra parte un esfuerzo para ir probando y proponiendo distintas actividades hasta poder encontrar aquéllas que le agraden y muestren una respuesta y una actitud positiva.
Aunque la labor del voluntario no implica determinar cuál es la manera de actuación ante esos comportamientos problemáticos, sí puede y debe aportar el conocimiento que tiene del niño y su observación. Es muy importante coordinarse con los profesionales y monitores expertos para que la respuesta a estos comportamientos sea siempre consistente EN TODOS LOS QUE INTERACTÚEN con la persona sordociega. Por ejemplo, si la mejor respuesta ante una rabieta es seguir con la actividad que se esté haciendo, debemos procurar todos hacerlo siempre. Si la respuesta tuviera que ser de otro tipo, pues todos los que participen deben ponerse de acuerdo.
Demuestra que has asimilado el tema realizando este simple ejercicio de cuatro preguntas (de ocho posibles). Cada vez que lo ejecutes las preguntas seleccionadas, su orden y el de las respuestas varían.
Tienes 100 segundos para concluirlo. ¡De sobra!
Con este ejercicio podrás repasar los cinco primeros temas. Tienes 7 minutos para responder 20 preguntas de 44 posibles.
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