Muchas personas sordociegas pueden oír algo. Esto es lo que se llama “resto auditivo”. Es importante conocer las deficiencias auditivas. El sonido audible por el oído humano se compone de sonidos agudos y sonidos graves. La medición de la audición se llama audiometría, y ésta nos dice la pérdida de audición que existe en decibelios (dB), dando un valor medio en las frecuencias que comprenden sobre todo el habla humana.
La pérdida tonal media no sobrepasa 20 dB. Se trata eventualmente de una pérdida tonal ligera sin incidencia social
La pérdida tonal media está comprendida entre 21 dB y 40 dB. El habla con voz normal es percibida, sin embargo se percibe difícilmente con voz baja o lejana. La mayoría de los ruidos familiares son percibidos.
La pérdida tonal media está entre 41 y 70 dB. El habla es percibida si se eleva un poco la voz. El sujeto entiende mejor si mira cuando le hablan. Se perciben aún algunos ruidos familiares.
La pérdida tonal media está entre 71 y 90 dB. El habla es percibida con voz fuerte cerca del oído. Los ruidos fuertes son percibidos.
La pérdida tonal media está entre 91 y 119 dB. Sólo los ruidos muy potentes son percibidos.
La pérdida tonal media es de 120 dB. No se percibe nada.
Las personas sordociegas con resto auditivo suelen tener algún tipo de ayuda auditiva. Las más comunes son los audífonos y los implantes cocleares.
Estos aparatos son dispositivos muy complejos y debemos tener unas nociones de su cuidado, que nos deben comunicar los profesionales o los monitores expertos. Debemos tener especial cuidado en que los niños sordociegos no se los lleven a la boca, puesto que además de romperlos pueden tener elementos tóxicos (pilas). En general no se deben mojar, por lo que antes de entrar en la piscina se deben quitar y guardar cuidadosamente en su estuche o bolsita.
Demuestra que has asimilado el tema realizando este simple ejercicio de cuatro preguntas (de ocho posibles). Cada vez que lo ejecutes las preguntas seleccionadas, su orden y el de las respuestas varían.
Tienes 100 segundos para concluirlo. ¡De sobra!
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