Nos escribía Arantxa en febrero:
Ya estamos de vuelta con una nueva actividad, y esta vez a lo grande ya que asistimos un total de 27 personas; 7 participantes con sordoceguera, 7 hermanos, 12 voluntarios y una coordinadora.
La familia malaguita va creciendo, tanto en participantes como en voluntarios que se unen a compartir esta gran aventura. Así que comenzamos la actividad con nervios y muchas muchas ganas.
Nos reunimos en la plaza del teatro Cervantes para presentarnos y abrazarnos, como manda la tradición. Nuevas caras y viejas ilusiones renovadas. Despedimos a los padres que dejan a sus chicos en nuestras manos y caminamos hacia el museo interactivo de la música.
Una vez allí, nos reciben las guías del museo que nos acompañan en la visita. Entramos a las salas “rojas” donde podemos tocar cada instrumento. Encontramos una gran variedad; xilófonos, violines, piano, guitarra, tambores, gong, y muchos más.
Nuestros participantes disfrutan con los sonidos y las vibraciones, vivimos momentos emocionantes al ver reír a los más pequeños o disfrutar con un concierto privado de piano que nos dio una de nuestras voluntarias.
Las guías nos explican un poco de historia y curiosidades sobre algunos objetos e instrumentos que encontramos.
Tras la visita, vamos todo el grupo al aula de musicoterapia. Allí nos dejan tocar todo tipo de instrumentos de percusión y experimentar libremente.
A eso de las siete de la tarde, terminamos la visita hambrientos y felices, así que nos fuimos a una cafetería de la zona a merendar donde nos atendieron de lujo ya que teníamos todo el local para nosotros y tuvieron el detalle de invitarnos a pizzas… ¿Qué más se puede pedir?
Y bueno, como no teníamos ganas de irnos, lo que iba a acabar a las ocho de la tarde se prolongó hasta las nueve, se ve que mal no lo estábamos pasando…
Desde APASCIDE Málaga queremos agradecer con mucho cariño el trato que nos dieron en el MIMMA, desde la facilidad para reservar la visita hasta la atención aquel día. Especialmente a las dos guías que nos acompañaron, que extendieron la visita más del tiempo acordado con una paciencia infinita y un trato inmejorable. GRACIAS.
También la cafetería MERCED 22 por hacernos sentir en casa y por el detallazo.
Y, por supuesto, gracias a cada uno de los voluntarios, porque sin vosotros no sería posible. Reconocer especialmente el gran trabajo que hicieron las nuevas incorporaciones, ya que se integraron perfectamente. También el trabajo de Ana Belén, que como participante con sordoceguera quiso echar una mano con los más pequeños, apoyando a una de las voluntarias.
Y nada más, deseando que llegue la siguiente que será… MÁS Y MEJOR